Psicología y Mediación

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lunes, 26 de diciembre de 2011

El exceso positivo.

El artículo abajo referenciado (aparecido en El País, con fecha del 7 /09/2011) nos ha invitado a muchas reflexiones.

La primera, que los medios y los personajes públicos trasmiten mensajes que, en ocasiones, son deshumanizantes , incoherentes con la naturaleza de nuestras emociones y sentimientos.

La felicidad como meta humana, la tramitación del dolor y el sufrimiento psíquico como algo innecesario y ajeno a nosotros mismos. Valga el ejemplo, mencionado en el artículo, de "El cáncer es lo mejor que me ha pasado en la vida". Otro ejemplo: en una entrevista radial a un famoso tenista, cuando este asegura que había pasado una mala época por la separación de sus padres, el periodista le pregunta “¿Pero ya eres un hombrecito, no?”.

Modelos machistas (“los hombres no deben llorar”), modelos de las emociones poco realistas, exigentes (“Debes ser feliz”, “Si quieres puedes, todo depende de ti”) que sólo generan, en contra de lo que supuestamente intentan evitar, más dolor y sufrimiento.

"El lado negativo del optimismo" http://www.elpais.com/articulo/sociedad/lado/negativo/optimismo/elpepusoc/20110907elpepusoc_10/Tes

jueves, 22 de diciembre de 2011

Las mujeres que aman demasiado


Podría comenzar por cuestionarme si hay personas que aman demasiado…o cuestionar el título (de apariencia machista) del artículo que sugiere que sólo las mujeres aman demasiado. Pero no. Tomo el título del libro de Robin Norwood que lleva ese título: “Las mujeres que aman demasiado”.

La autora habla de mujeres (y de sus parejas) que llegan a su consulta (y lo corroboramos en la nuestra): mujeres que sostienen vínculos amorosos, relaciones de parejas disfuncionales, conflictivas, patológicas.
¿Qué quiere decir con ello? Vínculos, relaciones de pareja que uno no puede dejar a pesar del daño que nos producen; dependencia afectiva al  otro con un alto grado de sufrimiento psíquico. Eso sí, con la esperanza puesta (a su cargo) en que un día  “el milagro” llegará….
El milagro de que su pareja deje la bebida, las drogas, el juego y sea alguien “normal”. El milagro de poder tener una relación medianamente estable y no la tormenta de idas y venidas…
El milagro de que la pareja le tendrá en cuenta, la deseará, pensará en ella.

La autora se pregunta “¿Por qué resulta tan difícil poner fin a estas relaciones, dejar a esa persona que nos está arrastrando por todos los pasos dolorosos de esa danza destructiva?”

Las mujeres que aman demasiado viene a remarcar unas características específicas encontradas en estas mujeres; el depositar en ellas (asumir la culpa) de lo que ocurre en la pareja; el sentir que acomodándose, de manera abnegada, a su pareja  conseguirán su deseo, su amor, estar en su mente; el sentir, como pasión, la enorme tensión en el encuentro y abandono de su pareja.

Algo que nos pareció muy interesante de este libro es que indaga en las diferentes historias de vidas de las mujeres, sus elecciones, sus vivencias de estar con otros.
¿Cómo fueron/son las relaciones que mantuve?
¿Había un patrón característico que se repitiera en esas relaciones, por ejemplo, me sentía poco valorada, no deseada, poco importante?
¿Hubo alguna relación en donde esa característica se modificó?¿Que ocurrió en ella?
¿Las relaciones comienzan bien pero luego las parejas se cansan de  mí?

Hay hombres que también aman demasiado. Pero en general (e insisto en lo general) la resolución del conflicto en la pareja está depositada en el otro: “el otro es el que no ha sabido estar junto a mí, entenderme, quererme...”, mientras, en las mujeres, la responsabilidad cae sobre ellas mismas.


“Las mujeres que aman demasiado”, de Robin Norwood. Vergara editores.2005.

lunes, 28 de noviembre de 2011

SIDA


El otro día me encontré con un viejo amigo. Me contó, muy afectado, que su hermano mayor había fallecido…de sida, dijo, sin antes titubear y mirarme e intentar anticipar mi reacción.
Cuando intenté indagar más no me dejó continuar. En realidad, no me dejó que volviese a mencionar la terrible palabra. No quería volver a escucharla mientras hablaba de su hermano; no podían tocarse, no debían tocarse. Hermano y Sida.

En la mayor parte de los casos “hasta la fecha, tener SIDA es precisamente ponerse en evidencia como miembro de algún “grupo de riesgo” de una comunidad de parias. La enfermedad hace brotar una identidad que podría haber permanecido oculta para los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, la familia”. (1)

Todavía nos queda mucho por recorrer…las viejas pautas, prejuicios y juicios en torno a la enfermedad aún generan grandes conflictos en nuestra mente.
Su hermano, una persona valiosísima, “fundamental”, se podría decir, en su vida es mucho más que el cúmulo de imágenes denigratorias, culpabilizantes, vejatorias que nuestra mente aúna en cuanto se evoca la infección por VIH.

Permitir conservar la imagen inmaculada de su hermano era el objetivo de mi amigo.

Permitir que la causa de su muerte no lo transforme en un paria, un drogadependiente, un pervertido debe ser el objetivo de nuestra sociedad.

1.- Extraído del libro de Susan Sontag ““El Sida y sus Metáforas”. Edit. Debolsillo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Discurso político vs Discurso en psicoterapia

Si hay algo que me molesta es el discurso político, entendiendo con ello, mítines, artículos, comentarios, ruedas de prensa  de los políticos. Porque lo siento como un discurso que, en su obviedad insultante, me coloca (como oyente) en el lugar de idiota, de ignorante.
El discurso que uno pronuncia configura al oyente. Obvio, pero parece que se les olvida.
Estamos tan prevenidos del discurso político que sólo es necesario que veamos la imagen de un político (cualquiera sea su ideología) para saber qué nos va a decir, cuáles serán sus obviedades, a quién adulará y a quién denostará…
Sin duda que esto puede ser entendido por una cuestión lógica de mantener a sus votantes ideológicamente unidos y sin fisuras. Puede ser. Pero no por ello deja de ser anquilosado, de cartón, falso.
¿Y por qué hablo del discurso en terapia?
Porque intenta, justamente, lo contrario.
Busca una espontaneidad que aquel carece. Buscar romper lo constituido, lo obvio, lo anquilosado. “Yo soy así”, “yo soy de esta manera”  para desde aquí instalar un replanteamiento, una pregunta. “No sé”…. “¿Quizás no soy así? ¿Quizás soy de esta manera en x circunstancias?”
Con esto no quiero decir que no haya en nosotros un discurso que nos defina. Estamos conformados (nos pensamos) por concepciones, abstracciones, razonamientos, pensamientos en torno a nosotros y a los otros.
Pero en  la psicoterapia, a diferencia del discurso político (y a otros tantos), “la verdad” (de lo que soy, de lo que siento, de lo que creo) está suspendida a la espera de ser encontrada una vez que me he  cuestionado, pensado, acerca de esta verdad y dispuesto a encontrarme cambiando, dispuesto a nuevas perspectivas.
“¿Soy así? ¿Por qué me pienso así? ¿Puedo ser de otra manera?”.

Suena idealista desear escuchar un político salirse del discurso del cartón. No hay que perder la esperanza (los micrófonos abiertos juegan a nuestro favor…léase, por ejemplo, a Sarkosy llamando mentiroso a Netanyahu).
No pierdo  la esperanza. Espero mientras, cantando con  León Greco,

“Queremos ya un presidente joven
que ame la vida que enfrente la muerte
La tuya, la mía, de un perro, de un gato,
de un árbol de toda la gente”.


León Gieco. Los salieris de Charly. Del disco Mensajes del Alma.

lunes, 31 de octubre de 2011

El poder de los abuelos

Sí, el enorme poder de los abuelos. No sólo por su fuerza emocional y vincular en nuestra niñez...placentera (si has tenido la suerte de tener una abuela tierna, dulce, comprensiva, quizás con carácter pero cariñosa) u horrorosa (también las hay...que te exigen y regañan...o que escenifican una relación con sus hijos, tus padres, tan terrible que , presenciada por el nieto, queda espantado).
Pero las cosas cambian, pueden cambiar, y mucho.
El tiempo ha pasado. Ahora somos padres/madres con hijos que tienen un abuelo nuevo...y vaya sorpresa!..nuestros padres/madres, con sus virtudes y sus defectos, despliegan sobre nuestros hijos un afecto que resulta difícil no imaginarse que, de niños, uno estuvo también en sus brazos y fue besado, esperado, malcriado, consentido, festejado con pasión.
Un buen estimulante para el autoestima.
¡Salud por los abuelos! Por nuestros hijos, y... por nosotros.

lunes, 10 de octubre de 2011

Creación

Pienso que las personas podemos trascender a través del arte; la música, la pintura, el cine, la poesía hacen “ir más allá” a la persona que los ejecuta. En realidad, me digo, creo que trascendemos creando…y sin duda que el arte en su mayor exponente. Pero ¿sólo en el arte hay creación?
 Con “ir más allá” me refiero a sentirnos siendo, nosotros mismos, únicos, valiosos, eternos en el momento. La creación como acto (y pensamiento) que rompe con lo repetitivo, con lo rutinario, con lo constituido.
El arte también puede ser rutina y repetición.
Creando, pienso en cualquier situación donde podemos encontrarnos a nosotros y a otros de otra manera.
Un padre cuenta a su hijo un cuento por la noche. A diferencia de todas las otras noches el padre, esta vez, siente que es parte de la historia que cuenta y transmite a los personajes del cuento, con su voz, unas emociones que otrora estaban ausentes.
Un madre puede entender por qué su hija adolescente se enfada, con rabia, con ella…es la primera vez que puede recordar como se sentía ella frente a su madre.
Un hombre por la noche. Tras horas de rabia por el daño que sentía le habían hecho puede parar y pensar “¿qué me pasa con los otros que siempre salgo dañado?
Actos creativos…quizás insignificantes… pero regeneradores del sentimiento de vitalidad, de agencia de nosotros mismos. Insignificante y enorme a la vez…enorme en el proceso de permitir a nuestra mente nuevas emociones, nuevos lugares, nuevas maneras de percibir, de entender las relaciones con los otros.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Autocrítica

Si hay algo que nos desgasta es la autocrítica…nos desnuda, nos paraliza, nos exige un esfuerzo de solución sobrehumano…
La autocrítica, la culpa, la inculpación excesiva que inunda, ataca, corroe…y podemos verla en diferentes facetas, bajo diversos rostros:

  • “¿Por qué no has hecho/dicho esto o aquello?
(Esto es, preguntando, afirmando en realidad, que uno ha quedado debajo de lo esperado por sí mismo).

  • “Eres imbécil”, “Eres un/a incompetente” o “Eres un…”
(A través del ataque y denigración directa).

  • A través de la insatisfacción, a pesar de los logros y metas obtenidos,…esa sensación “lo he conseguido y aún así no me siento bien”.

Y es que, mirándonos bien, esta “otra faceta” nuestra se ha ocupado y agenciado un lugar de importancia dentro de nuestra manera de funcionar…por ejemplo,  como manera de activarse a sí mismo, como si no pudiéramos funcionar sino bajo la amenaza del látigo y el castigo.

“¿Qué no te sientes capaz!!?...no te quedes… ¡¡afróntalo cobarde!!

Como manera de controlarnos a nosotros mismos, esto es, como si ante una situación placentera, frente a un logro, la otra parte de nosotros creyera que se nos va a ir de las manos, que no vamos a saber controlarlo…

“No te creas que por haber hecho estas buenas relaciones eres una persona agradable...no vaya a ser que te den un plantón y veas quién eres en realidad!!!”

Bajada de humos, podríamos decir.

Y es que en las situaciones de mayor tensión, entre uno mismo y la autocrítica, las personas sentimos una verdadera división de nosotros mismos, un uno contra uno.

“Parecieran dos personas diferentes que se están peleando” nos dicen algunas personas.

Para colmo, para mayor dificultad, nos damos cuenta que se encuentra bien arraigado en nosotros, no es fácil desmontarlo y, otra característica de esta autocrítica, es injusta. Si, es injusta. Desaparece en momentos en que nos achacamos todo tipo de responsabilidades negativas, eso sí es nuestro!!!...somos inadecuados, inútiles, inferiores…ahí no hay duda…. (Freud lo llamaba masoquismo del yo) y, en cambio, cuando tenemos que recoger aquellos frutos que por nuestras capacidades hemos sembrado... ¡“No te lo mereces!! “Es por la suerte, no has sido tu”. (Freud lo llamaba, como contrapartida del primero, Sadismo del superyo, sadismo de la autocrítica diríamos).

Ay!!! Mi bendita (y sádica) autocrítica.

jueves, 8 de septiembre de 2011

La capacidad de ser padres

 
“Contra sus temores...”  “…ser padre resultó para Rímini una de esas facultades secretas que, mientras nada en el mundo que nos rodea las exige, son a menudo irreconocibles para nosotros mismos, pero después, …” “…por la simple existencia de un estímulo exterior nuevo, saltan a la vista y se despliegan con una eficacia milagrosa, haciendo gala de la idoneidad y la gama de recursos de las que antes nos creíamos completamente desprovistos”. (1)

En este párrafo nos parece muy interesante lo que describe el autor: ciertas facultades (para ser padres) se despliegan, se desarrollan o podríamos decir, incluso, que recién  las podemos ver en nosotros en cuanto “un estímulo exterior” (el bebé) aparece.
A partir de aquí nos surgen dos preguntas:
¿Cuáles son estas facultades (capacidades) que se despliegan al nacer (o adoptar) un niño?
¿Qué determina el surgimiento, o no, de tal o cual capacidad?

En cuanto a la primera pregunta responderemos, siguiendo a Emilce Dio Bleichmar (2), que entre algunas de estas capacidades podemos mencionar las siguientes:

  • “Capacidad para hacerse cargo del mantenimiento de la vida detectando los riesgos para la integridad física, ya sea en forma personal o proveyendo los medios.”
  • “Capacidades para la regulación de los estados fisiológicos: sueño, hambre, dolor, temperatura.”
  • “Capacidad de disfrutar en el contacto, en las exigencias de disponibilidad y de respuesta emocional de la crianza, lo que se evidencia en interacciones afectivas naturales, espontáneas, auténticas y adecuadas al contexto.”
  • “Capacidad para estar presente, disponible y comprometido en los cuidados.”
  •  “Capacidad de pedir ayuda y confiar en los otros.”
  •  “Capacidades para reconocer, respetar y entonar estados emocionales displacenteros sin reprimirlos, sino contribuyendo a su equilibración.”

Estas son algunas de las capacidades que podemos mencionar…y, visto así, la verdad, asusta. Somos padres y punto; o nos planteamos ser padres y ni se nos ocurre pensar en esto. Pero si hacemos una abstracción de nuestra relación con nuestros hijos, podríamos encontrar a cada una de estas capacidades en nuestro día a día.
Debemos decir además que esta mención no es, ni mucho menos, un “catálogo de capacidades para ser padres” ni es, tampoco, un requisito mínimo exigido para tal tarea.

Si observamos como en la pareja de padres (indistintamente del sexo o, en caso de familias monoparentales, aquél que presta ayuda o auxilia) estas capacidades aparecen, muchas veces, como complementarias, como por ejemplo uno de los miembros de la pareja se hace cargo del biberón por la noche, el otro de día, o la madre amamanta al bebé en brazos y el padre cambia, baña, le arrulla…o un miembro de la pareja es quien consuela en momentos de llanto, tranquiliza, mientras el otro está presente en la hora de juego, etc.

También podemos observar en algunos casos que algún miembro de la pareja se siente “incapacitado” (sin capacidad o con déficit de esta), por ejemplo, quizá un miembro de la pareja no puede quedarse solo con el bebé por miedo a no saber cuidarle, calmarle en momentos de llanto, o temer que sin la presencia del otro el niño corra peligro, etc.

Pero así como es claro esta dificultad, también es claro que estas personas “enganchan” con el bebé (son capaces de poner en marcha otras capacidades) en cuanto este ha crecido y, por ejemplo, a podido sentarse, balbucear un “papá” o “mamá”, interactuar de una manera “más social” con este adulto.

Miguel Pedano.

1) Alan Pauls. “El pasado”.Pág. 282. Barcelona, Anagrama, 2003. Entrecomillado y negritas nuestro.
2) Emilce Dio Bleichmar. Manual de psicoterapia de la relación padres e hijos. Barcelona, Paidós, 2005. Pág.448-449.

sábado, 6 de agosto de 2011

Tomarse vacaciones…de uno mismo.

En ocasiones sentimos una fuerte necesidad, no de irnos lejos y perderse, no de estar descansando 10 días en una playa, no…sentimos un fuerte deseo de tomarnos vacaciones de nosotros mismos.
Imagínense. Unas vacaciones de mi conmigo, un alejamiento temporal de mi con yo; una distancia, o mejor que una distancia, un dejarnos de ver por un tiempo.
Vacaciones de uno mismo.
Dejar de tener las mismas ideas y preocupaciones…tener preocupaciones sí pero otras…buscar alternativas diferentes (no siempre las mismas y reiteradas soluciones) a esas preocupaciones. ¡Qué cansancio! Los mismos miedos y las mismas imágenes que le acompañan; los mismos proyectos que alcanzar y sus decepciones; las mismas rabias y enojos…
¡Siempre la misma manera de hablarme a mi mismo!
Quizás pudiéramos pensar que el punto importante puede estar en la relación que mantengo conmigo mismo. Quizá, pienso, si pudiera cambiar esta relación (no tan inquisidora, o no tan exigente, o no tan frustrante…)  pueda comenzar a sentir, pensar, preocuparme, enfadarme de una manera diferente.
Quizás, así, nos podríamos ir juntos de vacaciones.

miércoles, 6 de julio de 2011

La comunicación en la pareja

Podríamos pensar el comienzo de la vida en pareja como el choque de dos universos diferentes; choque que, en ocasiones, produce verdaderos colapsos en la vida de cada uno de los integrantes de la misma. Decimos choque porque es el impacto de dos maneras de entender la vida y sus significados, el impacto entre sistemas de valores diferentes. ¿Quién prima la comunicación verbal y quién la comunicación gestual, no verbal? ¿Quién comunica sus afectos (“te quiero”, “hoy te extrañé”, “pensé en ti”) y quién prefiere los “detalles” que representan estos afectos? ¿Quién da prioridad al mundo familiar que le acompaña (y sus obligaciones) y quién prefiere mantener a estos separados, sin que cada ámbito (el de la familia) invada al otro (el de la pareja)?
¿Quién cede? ¿Quién no?
Si otorgo y acepto una determinada manera de ser con el otro, de comportarme con mi pareja, de reaccionar, de sentir que me propone mi pareja. ¿Siento que dejo de ser yo? ¿Pierdo la sensación de ser yo mismo? ¿Me siento agobiado/a, apagado/a, enfadado/a con mi pareja?
 Momentos de crisis que llevan, al contrario de lo que pudiéramos pensar, a un mayor crecimiento personal y de la pareja: personal porque nos acomodamos (y el otro se acomoda) a nuevas formas de sentir, pensar, comprender, que nos dan una visión más rica del otro y de nosotros; de la pareja, porque lleva  a la búsqueda de nuevas formas de comunicación, de expresión…
Decíamos al comienzo que todo esto sucedía al inicio de la conformación de la pareja  y, en realidad, estos  procesos de cambio son continuos…basta con la modificación, aunque sea pequeña, de uno de los integrantes o de la pareja para que esta entre en un proceso de cambio, pongamos por ejemplo el tener un hijo, la asunción de un nuevo trabajo y su consiguiente cambio de rol, el surgimiento de la necesidad de nuevas experiencias (que la rutina más rígida ha deteriorado), etc.

¿Cuánto le importo al otro? ¿Cómo mido esto? ¿Son las relaciones sexuales un buen termómetro para ello?...La sexualidad en la pareja…importantísimo…

Escribe Stephen A. Mitchell (psicoanalista americano ya fallecido):
“Si el acceso emocional al otro (la pareja) es tan complejo como he indicado, las experiencias mutuas intensamente placenteras tienen múltiples significados. Como la excitación sexual implica una reacción fisiológica muy fuerte, y dado que la respuesta emocional del otro nunca puede darse por un hecho-a diferencia de su presencia física-, los contactos sexuales contienen un elemento de riesgo y tragedia. ¿Estará ahí el otro, y de qué manera? Cuándo la sexualidad se acerca a la verdadera intimidad, a una búsqueda espontánea de franco intercambio emocional, uno se pone en manos del otro…” “De esta forma, la sexualidad desempeña un papel medular en casi todas las relaciones íntimas”. “Lo fundamental es establecer y conservar la relación, y acaso el medio más fuerte en el que la intimidad y el contacto emocional de buscan, se establecen, se pierden y se recuperan, es en el intercambio mutuo de intenso placer y respuesta emocional”. (1)

Miguel Pedano.

1. Stephen A. Mitchell. Conceptos relacionales en psicoanálisis.Una integración”. 1993. Siglo veintiuno editores. Págs. 129/130. Entre paréntesis nuestro.

viernes, 24 de junio de 2011

Los duelos y el trabajo

La pérdida de un ser querido es un acontecimiento tremendamente doloroso en la vida de un persona. Este fuerte impacto, y sus consecuencias (reorganización de la vida tras la pérdida, resignificación del sentido de la vida y sus valores, tramitación del dolor y su constante reelaboración por lo que es una ausencia irrecuperable) exigen de la persona en duelo un constante trabajo. Me gusta la idea del trabajo en el duelo (por la muerte de un ser querido, por una pareja, por un trabajo) ya que nos exige un esfuerzo, una búsqueda activa de resignificación constante, una búsqueda de ir hacia. “El duelo es un proceso activo, independientemente del carácter espontáneo de la pérdida”, nos dice Neimeyer. (1)

Por supuesto que este trabajo requiere un tiempo y no la aplicación de una premisa exigente que pretenda quemar etapas.El tiempo íntimo, singular, de cada persona y sus particulares significados ante la pérdida…

En esta línea me parece muy rico el texto de Anji Carmelo que dice:

Me encuentro teniendo que montarme un mundo nuevo. Y así es. Para repoblar el desierto tendremos que hacer una auténtica hazaña de re-creación. No tenemos nada, nos hemos quedado vacíos de todo lo que llenaba nuestros momentos, horas, días, presente y futuro. Momentos preciosos que aún cobran más valor porque ya no volverán a ser.” (2).

1-Robert  A. Neimeyer. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo.Edit. Paidos. 2007. Página 163.
2- Citado en “Estoy en Duelo”, de José Carlos Bermejo.3º Ed.1996. Página 71. Editorial PPC.

jueves, 9 de junio de 2011

Emigrar...

Es llamativo como escucho en mi entorno (amigos,pacientes,familiares) estas frases: "Me voy a Londres...o a Alemania"..."me vuelvo a mi país".....y es que la crisis económica y social de un país genera, además de los indicadores sociológicos (pobreza, paro,etc) serias consecuencias en la mente de las personas.
Yo entiendo la crisis, en este sentido, como un campo social-subjetivo...un espacio donde se van ensamblando, como en un rompecabezas, los mensajes de los medios, de otras personas y sus experiencias junto con nuestras vivencias y circunstancias vitales hasta llegado un punto en que, por decirlo gráficamente, la escenografía se cae....
Se cae la representación mental de un futuro imaginado en el cual nuestros proyectos (vitales,profesionales,familiares) podían realizarse...
Aunque suena a "tierra prometida", proyectar un futuro en otro lugar no significa, necesariamente, que todos estos proyectos puedan llevarse a cabo. Significa, nada más y nada menos, que el levantamiento de una nueva estructura (necesaria,vital,urgente) donde poder construir una escenografía que nos permita fantasear, imaginar, proyectar un futuro donde nuestras motivaciones más importantes tienen cabida.