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martes, 23 de diciembre de 2014

El piropo machista

“Quiero un hijo tuyo”

Esta es, en mi opinión, la máxima expresión del piropo machista y, creo, el ejemplo más claro que refleja la problemática masculina en torno a la feminidad.
¿Cómo actúa entonces esta problemática a través de este “piropo”?

Al igual que  otros muchos piropos este muestra de manera transparente el siguiente mecanismo:   a través de una consecuencia para la mujer (la gestación) la dominación masculina (intencionada pero inconsciente), omite, borra el deseo masculino (el deseo hacia la mujer)  transformándolo  como perteneciente a ella (“hijo tuyo”); doble beneficio para estas mentes masculinas: por un lado es la mujer quien desea,  poseedora original del deseo , como si ella dijera “dame un hijo”; por otro lado la cuestión de la gestación nos expresa un mecanismo de control, la mujer quedaría marcada (sólo mencionar que variaciones de este “marcado”, mecanismo de violencia y control, tiene su forma extrema en la violaciones sistemáticas a mujeres y niñas  documentadas en la región de Darfur, Sudán).

Lo interesante, para poder entender qué ocurre en la masculinidad, es pensar por qué esta ofensa verbal no expresa directamente el deseo del hombre (“te deseo tanto…”).  Y es que la masculinidad, aquí rígida y limitadora, se ve imposibilitada a reconocer su deseo, su necesidad y dependencia del otro y necesita proyectarla en la mujer (lo mismo que les ocurre a muchos hombres con sus parejas,  con las que no pueden hablar del dolor que sienten, de sus necesidades con respecto a la relación, etc.). Pero aún refleja más: el marcado nos da cuenta de una necesidad de control hacia la mujer, la feminidad, representada aquí como peligrosa.

Urge construir una nueva masculinidad.