Si otorgo y acepto una determinada manera de ser con el otro, de comportarme con mi pareja, de reaccionar, de sentir que me propone mi pareja. ¿Siento que dejo de ser yo? ¿Pierdo la sensación de ser yo mismo? ¿Me siento agobiado/a, apagado/a, enfadado/a con mi pareja?
Momentos de crisis que llevan, al contrario de lo que pudiéramos pensar, a un mayor crecimiento personal y de la pareja: personal porque nos acomodamos (y el otro se acomoda) a nuevas formas de sentir, pensar, comprender, que nos dan una visión más rica del otro y de nosotros; de la pareja, porque lleva a la búsqueda de nuevas formas de comunicación, de expresión…
Decíamos al comienzo que todo esto sucedía al inicio de la conformación de la pareja y, en realidad, estos procesos de cambio son continuos…basta con la modificación, aunque sea pequeña, de uno de los integrantes o de la pareja para que esta entre en un proceso de cambio, pongamos por ejemplo el tener un hijo, la asunción de un nuevo trabajo y su consiguiente cambio de rol, el surgimiento de la necesidad de nuevas experiencias (que la rutina más rígida ha deteriorado), etc.
¿Cuánto le importo al otro? ¿Cómo mido esto? ¿Son las relaciones sexuales un buen termómetro para ello?...La sexualidad en la pareja…importantísimo…
Escribe Stephen A. Mitchell (psicoanalista americano ya fallecido):
“Si el acceso emocional al otro (la pareja) es tan complejo como he indicado, las experiencias mutuas intensamente placenteras tienen múltiples significados. Como la excitación sexual implica una reacción fisiológica muy fuerte, y dado que la respuesta emocional del otro nunca puede darse por un hecho-a diferencia de su presencia física-, los contactos sexuales contienen un elemento de riesgo y tragedia. ¿Estará ahí el otro, y de qué manera? Cuándo la sexualidad se acerca a la verdadera intimidad, a una búsqueda espontánea de franco intercambio emocional, uno se pone en manos del otro…” “De esta forma, la sexualidad desempeña un papel medular en casi todas las relaciones íntimas”. “Lo fundamental es establecer y conservar la relación, y acaso el medio más fuerte en el que la intimidad y el contacto emocional de buscan, se establecen, se pierden y se recuperan, es en el intercambio mutuo de intenso placer y respuesta emocional”. (1)
Miguel Pedano.
1. Stephen A. Mitchell. Conceptos relacionales en psicoanálisis.Una integración”. 1993. Siglo veintiuno editores. Págs. 129/130. Entre paréntesis nuestro.