“Quiero un hijo tuyo”
Esta es, en mi opinión, la máxima
expresión del piropo machista y, creo, el ejemplo más claro que refleja la
problemática masculina en torno a la feminidad.
¿Cómo actúa entonces esta
problemática a través de este “piropo”?

Lo interesante, para poder
entender qué ocurre en la masculinidad, es pensar por qué esta ofensa verbal no
expresa directamente el deseo del hombre (“te deseo tanto…”). Y es que la masculinidad, aquí rígida y
limitadora, se ve imposibilitada a reconocer su deseo, su necesidad y
dependencia del otro y necesita proyectarla en la mujer (lo mismo que les
ocurre a muchos hombres con sus parejas,
con las que no pueden hablar del dolor que sienten, de sus necesidades
con respecto a la relación, etc.). Pero aún refleja más: el marcado nos da
cuenta de una necesidad de control hacia la mujer, la feminidad, representada aquí
como peligrosa.
Urge construir una nueva masculinidad.