Pienso que las personas podemos trascender a través del arte; la música, la pintura, el cine, la poesía hacen “ir más allá” a la persona que los ejecuta. En realidad, me digo, creo que trascendemos creando…y sin duda que el arte en su mayor exponente. Pero ¿sólo en el arte hay creación?
Con “ir más allá” me refiero a sentirnos siendo, nosotros mismos, únicos, valiosos, eternos en el momento. La creación como acto (y pensamiento) que rompe con lo repetitivo, con lo rutinario, con lo constituido.
El arte también puede ser rutina y repetición.
Creando, pienso en cualquier situación donde podemos encontrarnos a nosotros y a otros de otra manera.
Un padre cuenta a su hijo un cuento por la noche. A diferencia de todas las otras noches el padre, esta vez, siente que es parte de la historia que cuenta y transmite a los personajes del cuento, con su voz, unas emociones que otrora estaban ausentes.
Un madre puede entender por qué su hija adolescente se enfada, con rabia, con ella…es la primera vez que puede recordar como se sentía ella frente a su madre.
Un hombre por la noche. Tras horas de rabia por el daño que sentía le habían hecho puede parar y pensar “¿qué me pasa con los otros que siempre salgo dañado?
Actos creativos…quizás insignificantes… pero regeneradores del sentimiento de vitalidad, de agencia de nosotros mismos. Insignificante y enorme a la vez…enorme en el proceso de permitir a nuestra mente nuevas emociones, nuevos lugares, nuevas maneras de percibir, de entender las relaciones con los otros.
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