Esto puede sonar extraño, pomposo, alarmante. “Hay que estar muy mal para sentir eso”, se podría pensar. Pero no, no es así.
Personas que sufren del odio rencoroso y vengativo es más frecuente de lo que se puede pensar. Veámoslo en un ejemplo.
Alguien (una persona cercana, un conocido, una familiar, un amigo, la pareja) nos dice o hace “algo” que nos ofende, nos frustra, nos humilla, nos hiere; desde aquí el sentimiento de humillación y rabia van en aumento. En nuestra mente no dejan de sucederse, una y otra vez, la misma escena en la que nos dañaron y si surge alguna modificación (donde nos vemos a nosotros mismos atacando al otro, vengándonos, dejándole en ridículo al que nos humilló) esta no tarda en “darse vuelta” y otra vez (ese otro todopoderoso para nuestra mente) nos vuelve a humillar.
Es llamativo que las personas que sufren (destaco el sufrimiento) de odio rencoroso y vengativo expresen estas vivencias de odio como “echar fuego”, algo que les quema por dentro, “escupir bilis negra” o el “clavar alfileres al otro”.
Pao, un autor destacable en este tema, propuso una de las funcionalidades del odio rencoroso y vengativo: “odiar es sentir algo, lo cual es mucho mejor que sentirse con falta de propósito, vacío, amorfo o abrumado por ansiedades. El odio rencoroso y vengativo puede transformarse en un elemento esencial del cual deriva un sentido de mismidad y sobre el cual uno formula su propia identidad”. “No quiero odiar pero tengo que hacerlo. Si no soy una persona que siente odio, no soy nadie. Y no quiero ser nadie”
Entre las posibles causas del odio rencoroso y vengativo varios autores (A.Morrison, Broucek) sugieren que niños víctimas de abuso, tratados con arrogancia y desprecio siente una vergüenza punzante, hiriendo su autoestima y sintiéndose vulnerables a situaciones de la vida diaria. En definitiva, sintiéndose impotentes. El odio rencoroso y vengativo es, por decirlo así, el antídoto ante la impotencia que genera la vergüenza.
Aunque parezca difícil el odio rencoroso y vengativo tiene cura, eso si, con un trabajo terapéutico arduo.
-Pao N (1965). The role of hatred in the ego. Citado por Joseph Lichtenberg y Barbara Shapard en el artículo “El odio rencoroso y vengativo y sus recompensas: una visión desde los sistemas motivacionales”. Revista de Psicoanálisis Aperturas, Nº 8 de Julio 2001.
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